El rosario: imagíneselo

  

Redescubriendo una devoción

Las abuelitas de mi parroquia pasan las cuentas de sus rosarios, orando sus Avemarías rápidamente, como si el objetivo fuera terminar el rosario lo antes posible. Casi mi quedé sin aliento al intentar rezar el rosario con ellas, y me pregunté: ¿para qué orarlo si parece que es un hábito sin vida?

El Papa Juan Pablo II debió escucharme. Gran devoto del rosario, el papa le añadió los Misterios Luminosos en el 2002, con la esperanza de que nos beneficiáramos del elemento contemplativo que es el núcleo de esta devoción.

“Si consideramos superficialmente esta repetición, se podría pensar que el Rosario es una práctica árida y aburrida”, dijo el Papa Juan Pablo II en su carta apostólica El Rosario de la Virgen María en octubre de 2002. “En cambio, se puede hacer otra consideración sobre el Rosario, si se toma como expresión del amor que no se cansa de dirigirse a la persona amada con manifestaciones que, incluso parecidas en su expresión, son siempre nuevas respecto al sentimiento que las inspira”.

El rosario usa un método bien probado: repetir oraciones conocidas mientras que se medita acerca de algunos episodios importantes de la vida de Jesús o de su madre, la Virgen María. Estos episodios, conocidos como misterios, se dividen en cuatro grupos: los Misterios Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos. Cada uno consta de cinco episodios. Cuando usted comienza a orar cada década o misterio (diez Avemarías) del rosario, medita y contempla uno de los misterios.

Viva el rosario. A medida que ore cada misterio, pida a sus hijos que escenifiquen el momento que se describe. No se preocupe si pierden la atención antes de que usted termine; ore hasta donde pueda y, la próxima vez, siga desde donde lo dejó.

La Iglesia dedica el mes de octubre al rosario. Si necesita una lista de los misterios, las citas de la Biblia correspondientes, o instrucciones de cómo rezar el rosario, visite www.theworkofgod.org