Hay un salmo para cada ocasión

  

¿Te gustaría echar un vistazo al libro de oraciones de Jesús? Pues bien, sólo tienes qué abrir tu Biblia y pasearte por el libro de los Salmos. Estas son oraciones con las que crecieron Jesús y los Apóstoles. Los relatos de Jesús y sus comentarios están bien planteados con citas y alusiones tomadas de los Salmos. Es obvio que él mismo los conocía de memoria.

El libro de los Salmos está agrupado entre los libros sapienciales y ofrece algunas imágenes de las más conmovedoras en la historia de la literatura humana. En estos 150 Salmos parece haber una oración para cada situación, espera, miedo o deseo. He aquí algunas ocasiones en las que los salmos nos ofrecen las palabras adecuadas para nuestra oración:

Momentos de dolor, Salmo 130: “Desde lo más profundo clamo a ti, Señor”.

Momentos de peligro, Salmo 23: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”.

Dolor por el pecado, Salmo 51: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, renueva dentro de mí un espíritu firme”.

Por tu familia y hogar, Salmo 127: “Si el Señor no construye la casa, en vano se esfuerzan los albañiles”.

Al comenzar un nuevo trabajo, Salmo 1: “Es como un árbol plantado junto al río: da fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitan”.

Cuando no puedes dormir, Salmo 4: “Me acuesto tranquilo y enseguida me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces descansar en paz”.

Anhelo de Dios, Salmo 42: “Como busca la cierva corrientes de agua, así, Dios mío, te busca todo mi ser”.