Hechos de los apóstoles 2:2–3
De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
(Habla con el Espíritu Santo usando tus propias palabras o hazlo con la siguiente oración).
Espíritu viviente, sorpréndeme. Deja que con valentía sea capaz de proclamar el Evangelio con mi vida.
Amén.