Los sacramentos: dones de fe

  

La estructura del Bautismo destaca la importancia de la sinergia entre la Iglesia y la familia en la transmisión de la fe. A los padres corresponde, como dijo san Agustín, no solo engendrar a los hijos, sino también llevarlos a Dios, para que sean regenerados como hijos de Dios por el Bautismo y reciban el don de la fe. Junto a la vida, les dan así la orientación fundamental de la existencia y la seguridad de un futuro de bien, orientación que será después corroborada en el sacramento de la Confirmación con el sello del Espíritu Santo.

La Eucaristía es un acto de memoria, actualización del misterio, en el cual el pasado, como acontecimiento de muerte y resurrección, muestra su capacidad de abrir al futuro, de anticipar la plenitud final. En la Eucaristía aprendemos a ver la profundidad de la realidad. El pan y el vino se transforman en el Cuerpo y Sangre de Cristo, que se hace presente en su camino pascual hacia el Padre: este movimiento nos introduce, en cuerpo y alma, en el movimiento de toda la creación hacia su plenitude en Dios.

Tomado de Sobre la fe por Papa Francisco.