¡Ciérrale!

  

¿Alguna vez has tenido la oportunidad de vivir con una persona así? Alguien que dura mucho en la regadera y se termina toda el agua caliente; que llena el cesto de basura hasta el tope y jamás la lleva al depósito; una persona que se come lo que hay, pero que no lava los trastes. ¿Alguna vez has vivido con alguien así?

Cuando esto sucede, tienes la oportunidad de irte a vivir a otro apartamento. No obstante, no puedes cambiar de planeta. Esto nos lleva a darnos cuenta de que somos compañeros a una escala global. Necesitamos compartir los recursos y espacios, no sólo porque estos son limitados o porque es lo que debe hacerse, sino porque son un regalo de Dios para todos nosotros y debemos tratarlos como tal.

El cuidar de la creación, como obra de Dios, es uno de los temas de la Doctrina Social Cristiana. Hay razones espirituales muy profundas para adoptar hábitos de cuidado y responsabilidad respecto al planeta que se nos ha dado para habitar. Practica esta enseñanza con tu familia.

Usa menos agua

Un regaderazo prolongado es encantador, pero si reduces la cantidad de agua que usas, conservarás un recurso valioso. Considera los millones de personas que no tienen agua limpia y pregúntate si eres capaz de eliminar cinco minutos de tu baño diario.

Planta un árbol

Plantar un árbol es ecológica y económicamente bueno, puede bloquear vientos fríos y un sol incandescente. Cultive en sus hijos el respeto por la creación, motivándolos a cuidar del crecimiento del árbol. Visite la página www.arborday.org (disponible sólo en inglés) para comenzar.

Camine o use la bicicleta

El caminar o andar en bicicleta no sólo salva al planeta, también puede mejorar la línea de su cintura, su salud mental, incluso la condición de su alma. Considere el usar su propia fuerza la próxima vez que tenga que viajar una o tres millas.

Experimente el exterior

Cultive en sus hijos el amor por la naturaleza. Enséñeles a respetar a los animales y las plantas, los ríos y los árboles, como un regalo de Dios para nuestra delicia. Ofrézcales la oportunidad de demostrar este respeto: recoja la basura, llévelos a ver las flores de los parques y enséñeles a observar las aves.