Rezar con las Sagradas Escrituras

  

Sobre las Sagradas Escrituras es una forma de oración. Cada vez que abrimos la Biblia, tenemos la oportunidad de profundizar nuestra relación con Dios. En las Sagradas Escrituras, Dios nos enseña lo que necesitamos para nuestra salvación. Cuando leemos o escuchamos atentamente el Evangelio, somos más receptivos a la Palabra de Dios y permitimos que nos forme.

Como católicos, se nos motiva a leer la Biblia como parte de nuestra vida diaria de oración.

Cada vez que lean las Sagradas Escrituras, comiencen y terminen con una oración. Puede comenzar pidiendo al Espíritu Santo que les abra su corazón a la Palabra de Dios y guíe su oración. Concluyan su tiempo de oración rezando para que Dios los ayude a poner en práctica su Palabra en todo lo que digan y hagan en su vida.

Lectio divina es una frase en latín que significa “lectura divina”. Es una forma de rezar en la que lentamente y con devoción se lee un pasaje de las Sagradas Escrituras. Meditar en las Sagradas Escrituras nos permite descubrir “...los movimientos que agitan el corazón y se les puede discernir. Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: ‘Señor, ¿qué quieres que haga?’” (CIC 2706).

Cuatro partes tradicionales de la Lectio divina

  1. LECTURA El primer paso es leer. Seleccionen un breve pasaje de las Sagradas Escrituras, de preferencia uno de los relatos evangélicos. Lean el pasaje lentamente y con devoción, unas tres veces o más. Mientras leen, estén atentos a cualquier palabra o frase que sobresalga. Cuando encuentren una palabra o frase que capte su atención, pueden hacer una pausa.
  2. MEDITACIÓN Luego usen su imaginación y sus cinco sentidos para entrar a la escena. Sean conscientes del sitio, las personas y la acción. Mientras meditan en la escena, dense cuenta de los pensamientos y sentimientos que les evoca. ¿Qué significa esto para su vida?
  3. ORACIÓN El siguiente paso es la oración, en la cual se responde a la Palabra de Dios. Pueden rezar oraciones pidiendo la gracia, la sanidad, el perdón, u oraciones de agradecimiento o alabanza. Pueden decirle a Dios cualquier otra cosa que se encuentre en su corazón. La oración los prepara para la contemplación.
  4. CONTEMPLACIÓN Finalmente, dediquen tiempo a la contemplación silenciosa. Descansen tranquilamente en la presencia amorosa de Dios.

Rezar con la imaginación

Pueden usar sus sentidos e imaginación para participar en una conversación profunda con Dios y reconocer su presencia en la vida diaria de su familia. La oración imaginativa es un elemento de la espiritualidad ignaciana. Para rezar una oración imaginativa, primero ayuden a su hijo a ponerse cómodo, compartan un tiempo de silencio y luego lentamente lean en voz alta con un espíritu de oración un relato del Evangelio.

Animen a su hijo a imaginarse a sí mismo como un personaje en el relato. Juntos, imaginen el escenario y los personajes. Hagan preguntas a su hijo, como qué personaje le gustaría ser en el relato y qué le diría a Jesús.

Orienten a su hijo con preguntas que involucren todos los sentidos: ¿Qué pueden ver? ¿Qué sonidos escuchan? ¿Qué sienten? Esto le ayudará a su hijo a participar más activamente en la escena. Guíen a su hijo en una conversación con Jesús y, durante un tiempo de reflexión, escuchen lo que Jesús quiere revelarles.

Además de usar las Sagradas Escrituras para su oración imaginativa, también pueden usar textos de o sobre los santos, otra literatura sobre espiritualidad o libros de oraciones. Asimismo, pueden optar por concentrarse en un objeto sagrado como un crucifijo o algún otro sacramental.


Tomado de La oración católica para las familias católicas.