Cinco maneras de conocer a Dios

  

Nuestro párroco, el padre John Eck, CSV, es un maestro extraordinario. Parte de su enseñanza se basa en las visitas constantes a los grupos del catecismo para hablar con los participantes acerca de su fe. Cierta ocasión nos relató la experiencia de diálogo que sostuvo con un alumno de tercer grado, que le dijo: “conocemos cosas acerca de Dios, pero no conocemos a Dios”. Él pensó que tal afirmación reflejaba también la experiencia de muchos adultos. Y sin más, nos invitó a reflexionar en las oportunidades diarias que tenemos para conocer a Dios.

Les presento cinco sugerencias que podemos practicar diariamente para conocer más a Dios:

Al despertar, experimente la presencia de Dios

Tome unos minutos cada mañana para decir: “Aquí estoy Señor”. Al comenzar su día con la idea de que Dios está presente en su vida y con el deseo de estar presente con él, tendrá mayores posibilidades de reconocer su intervención en las actividades diarias. Preséntele cada mañana sus esperanzas, miedos, alegrías y tristezas, y esté seguro (a) de que Dios escuchará sus plegarias.

Encuéntrelo en la Sagrada Escritura

Escoja un evangelio y léalo de principio a fin “en una sentada” (Marcos es ideal para una lectura así). El pasar por lo menos cinco minutos con Dios escuchándolo en las Escrituras lo pondrá en sintonía con las múltiples formas en las que Dios sigue influenciando nuestra vida. Puede encontrar las lecturas diarias junto con un comentario para su familia al visitar la página www.evangeliodeldia.org.

Utilice su imaginación

Mientras crece su familiaridad con los relatos de los evangelios, imagínese a sí mismo (a) en la vida diaria de Jesús. Por ejemplo, imagine la escena en la que Jesús llama y reúne a sus primeros discípulos (Juan 1:37–40). Cuando le preguntan dónde vive, les responde: “vengan y verán”. Imagínese lo que significó aquella invitación para quienes la escucharon por primera vez. ¿Qué significa para usted el hecho de que hoy mismo Jesús le reitere la invitación de que “venga y vea” dónde vive?

Encuentre a Dios en sus mayores desafíos

La razón por la que nuestros retos más grandes nos resultan tan difíciles es porque a menudo también ellos mismos son una lección de vida. Además de ser sumamente incómodos, también pueden ser grandes oportunidades. Ordinariamente, todo problema de la vida diaria tiene una solución espiritual. Si estamos dispuestos a pedir la ayuda de Dios mientras enfrentamos nuestros desafíos, aprenderemos lecciones espirituales de gran valor.

Reconozca a Dios en las alegrías diarias

Es más fácil buscar a Dios en momentos difíciles que en los favorables. Forme el hábito de buscar la presencia de Dios en sus buenos momentos. Conozco a una mujer que comienza su día dándole gracias a Dios por el inmenso placer de ver un refrigerador que funciona, por disfrutar del agua potable, y un radiador que calienta sus pies durante una mañana fría.