¡Lo que no sabías de San Ignacio de Loyola!

  

A San Ignacio de Loyola se le conoce comúnmente como el fundador de los Jesuitas, su experiencia espiritual le dio vida a la espiritualidad ignaciana y a los ejercicios espirituales. Un hecho menos conocido de su vida es que la herida que recibió con una bala de cañón en una batalla fue exactamente lo que lo condujo a la conversión. Sin esta conversión, no habría Jesuitas ni espiritualidad ignaciana.

A continuación vamos a exponer siete anécdotas curiosas de la vida de San Ignacio de Loyola que es extraño escucharlas en una conversación normal acerca de este santo del siglo XVI.

Una vez, San Ignacio dejó que un burro decidiera si mataría o no a un individuo que había ofendido a la Virgen María. Soltó la rienda al burro para ver si seguía al culpable. (Afortunadamente el burro siguió un camino que lo alejó del grosero que ofendió a María).

Después de las curaciones por su herida de bala de cañón, pensó que su pierna no había quedado bien como para lucir sus mallas de moda de la época. ¡Por eso le ordenó al doctor que le rompiera la pierna otra vez y se la acomodara de nuevo!

San Ignacio podría ser el único santo canonizado con un registro notariado en el departamento de policía - por organizar una riña nocturna con la intención de infligir un daño serio.

Fue llevado ante la Inquisición española en varias ocasiones.

A los 33 años tuvo que ir a tomar lecciones de latín en clases para adolescentes.

A veces lloraba tanto por su devoción en la Misa que simplemente no podía seguir adelante y hasta llegó a temer que perdería su vista.

Escribió a mano más de 6,800 cartas en su vida, con ello se convirtió en el más prolífico de los escritores de cartas de su tiempo – o quizá de todos los tiempos.